Estos, de forma desinteresada, con el soporte del Ayuntamiento de Palau-solità i Plegamans y la participación de los usuarios del Parque del Hostal del Fum, han construido un pequeño ferrocarril que cumple uno de los objetivos sociales de la entidad.

El tren, junto con las instalaciones, son ahora motivo de orgullo para la población que lo ha visto nacer y causa la admiración de sus "viajeros".

Tanto por la forma como ha sido hecho (basándose únicamente en la ilusión, el trabajo en equipo y la buena voluntad de los aficionados), como por el sorprendente resultado obtenido a partir de los modestísimos recursos empleados.

Por esto, Tren de Palau es una buena muestra de la capacidad de nuestro pueblo, para plantear y llevar a cabo empresas imaginativas en las que el trabajo, junto con el espíritu asociativo y el esfuerzo individual, puede superar todas las otras carencias, incluso las más graves, cuando a veces estos valores no son justamente apreciados.

El tendido de vías, trazado de curvas, nivelación y perfilado del balasto, junto con la construcción de los puentes, máquinas y vagones de la entidad, lo hacen los socios voluntariamente, ocupando su tiempo libre en las actividades de la Asociación. Los gastos de compra de materiales, herramientas, combustible y una parte de los proyectos, se financia con las cuotas de los socios y con la aportación voluntaria de los “viajeros” que participen en la actividad.

El resultado está a la vista: un ferrocarril que resulta ser un poco de todos. Un bien común hecho conjuntamente con el esfuerzo de los aficionados y la participación de sus visitantes. Un tren apreciado por todos como los entrañables “carrilets” de otro tiempo, y que, de estas características y ancho de vía, es el de más largo recorrido en la Europa continental.